CUENTOS CON MUCHA, MUCHA MORALEJA (Coeducación)
CUENTOS PARA PADRES Y MAESTROS.
(Protección contra los abusos)
Un emperador estaba por salir de su palacio
para dar un paseo matutino, cuando, a las puertas del mismo, se encuentra con
un mendigo. (Protección contra los abusos)
El mendigo lo miró y le dijo: - Me preguntas
de una manera... como si tu pudieras satisfacer mi deseo.
El emperador le respondió: - Por supuesto que
puedo satisfacer tu deseo... ¿Cuál es?
Y el mendigo le dijo: - Piensa dos veces
antes de prometer.
El emperador, comenzando a molestarse,
insistió: - Te daré cualquier cosa que pidas. Soy una persona muy poderosa, y
extremadamente rica... ¿qué puedes tú desear que yo no pueda darte?
El mendigo le dijo: - Es un deseo muy
simple... ¿ves esta bolsa que llevo conmigo?... ¿puedes llenarla con algo
valioso?
- Por supuesto - dijo el emperador.
Y Llamó a uno de sus servidores y le dijo: -
Llena de dinero la bolsa de este hombre.
El servidor lo hizo... y el dinero, apenas
ingresado a la bolsa, desapareció.
Echó más y más, y el mismo desaparecía al
instante.
La bolsa del mendigo, por lo tanto, siempre
estaba vacía.
El rumor de esta escena corrió rápidamente
por toda la ciudad y entonces una gran multitud se reunió en el lugar, poniendo
en juego el prestigio del emperador.
Entonces el emperador le dijo a sus
servidores: - Estoy dispuesto a perder mi reino entero, pero este mendigo no se
va a salir con la suya, ya que me dejará en ridículo frente al pueblo.
Diamantes, perlas, esmeraldas... uno a uno
los tesoros del emperador iban ingresando en la bolsa, la cual no parecía tener
fondo.
Todo lo que se colocaba en ella desaparecía
inmediatamente.
Era el atardecer y habiendo quedado el
emperador ya sin ninguna cosa que colocar en la bolsa del mendigo (habiendo
llegado incluso a desprenderse de joyas que habían pertenecido a su familia por
siglos), se tiró a los pies del mendigo y, admitiendo su derrota, le dijo: -
Has ganado tú, pero antes que te vayas, satisface mi curiosidad: ¿cuál es el
secreto de tu bolsa?
El mendigo le dijo: - ¿El secreto?... está
simplemente hecha de deseos humanos.
Anónimo
-----------------------------------------------------------------------------------
AGUANTA UN POCO MÁS...
(Educación)
Se cuenta que
una vez en Inglaterra, existía una pareja que gustaba de visitar las pequeñas
tiendas del centro de Londres. Una de esas tiendas era una en donde vendían
vajillas antiguas.
En una de sus
visitas a la tienda vieron una hermosa tacita. “¿Me permite ver esa taza?”
Preguntó la señora, “¡nunca he visto nada tan fino como eso!” En cuanto tuvo en
sus manos la taza, escuchó que la tacita comenzó a hablar.
- Usted no
entiende – Yo no siempre he sido esta taza que usted esta sosteniendo. Hace
mucho tiempo yo era solo un montón de barro. Mi creador me tomo entre sus manos
y me golpeó y me amoldó cariñosamente.
Luego llegó el
momento en que me desesperé y le grité: “Por favor”... Ya déjame en paz...
Pero mi amo sólo
me sonrió y me dijo: ...”Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.”
Después me
puso en un horno. Yo nunca había sentido tanto calor... Me pregunté por que mi
amo querría quemarme, así que toqué la puerta del horno.
A través de la
ventana del horno pude leer los labios de mi amo que me decían: “Aguanta un
poco más, todavía no es tiempo...”
Finalmente se
abrió la puerta, mi amo me tomó y me puso en una repisa para que me enfriara.
“Así está
mucho mejor”…me dije a mi misma, pero apenas me había refrescado, cuando mi
creador ya me estaba cepillando y pintando. El olor a la pintura era
horrible...”Sentía que me ahogaría”.....”Por favor detente...” le gritaba yo a
mi amo; pero él solo movía la cabeza haciendo un gesto negativo y decía: “Aguanta
un poco más, todavía no es tiempo...”
Al fin mi amo
dejó de pintarme; pero, esta vez me tomó y me metió nuevamente en otro horno...
No era un horno como el primero; sino que era mucho más caliente...
Ahora sí
estaba segura que me sofocaría... Le rogué, y le imploré a mi amo que me
sacara...
Grité, lloré;
pero mi creador sólo me miraba diciendo “Aguanta un poco más, todavía no es
tiempo”
En ese momento
me di cuenta que no había esperanza... Nunca lograría sobrevivir a ese horno...
Justo cuando estaba a punto de darme por vencida se abrió la puerta y mi amo me
tomó cariñosamente y me puso en una repisa que era aun más alta que la primera.
Allí me dejó un momento para que me refrescara.
Después de una
hora de haber salido del segundo horno, mi amo me dio un espejo y me dijo: “Mírate”
“¡Esta eres tú!”
¡Yo no podía creerlo! ¡Esa no podía ser yo! Lo que
veía era hermoso. Mi amo nuevamente me dijo: “Yo sé que te dolió haber sido
golpeada y amoldada por mis manos; pero si te hubiera dejado como estabas, te
hubieras secado. Sé que te causó mucho calor y dolor estar en el primer horno,
pero de no haberte puesto allí, seguramente te hubieras estrellado.
También sé que
los gases de la pintura te provocaron muchas molestias, pero de no haberte
pintado tu vida no tendría color. Y si no te hubiera puesto en el segundo
horno, no hubieras sobrevivido mucho tiempo, porque tu dureza no habría sido la
suficiente para que subsistieras.
¡”Ahora tú eres
un producto terminado!” “¡Eres lo que imaginé cuando te comencé a formar!”.
Anónimo
-----------------------------------------------------------------------------------
DOÑA TOMASA Y PEDRITO
(Protección contra los abusos = hay que conocer a los alumnos antes de
etiquetarlos)
El primer día
de clase que Doña Tomasa se enfrento a sus alumnos de quinto grado, les dijo
que ella trataba a todos los alumnos por igual y que ninguno era su favorito.
En la primera fila sentado estaba Pedrito, un niño antisocial, con una actitud
intolerable, que siempre andaba sucio y todo despeinado. El año anterior, Doña
Tomasa había tenido a Pedrito en una de
sus clases.
Doña Tomasa veía
a Pedrito como un niño muy antipático. A ella siempre le daba mucho gusto poder
marcar con lápiz rojo todo el trabajo que Pedrito entregaba, con una
"F".
En la escuela
donde Doña Tomasa enseñaba se requería revisar el archivo de historia de cada
alumno y el de Pedrito fue el último que ella revisó.
Cuando ella
empezó a leer el archivo de Pedrito, se encontró con varias sorpresas.
La maestra de
Pedrito de primer grado había escrito: "Pedrito es un niño muy brillante y
muy amigable, siempre tiene una sonrisa en sus labios".
Él hace su
trabajo a tiempo y tiene muy buenos modales. “Es un placer tenerlo en mi
clase".
La maestra de
segundo grado: "Pedrito es un alumno ejemplar, muy popular con sus compañeros,
pero últimamente muestra tristeza porque su mamá padece de una enfermedad
incurable".
La maestra de
tercer grado: "La muerte de su mamá ha sido muy difícil para él".
Pedrito trata de hacer lo mejor que puede pero sin interés”. Tampoco el papá
demuestra ningún interés en la educación de Pedrito. “Si no se toman pasos
serios, esto va afectar la vida de Pedrito".
La maestra del
cuarto grado: "Pedrito no demuestra interés en la clase”.
Cada día
Pedrito se cohíbe más. “No tiene casi amistades y muchas veces duerme en
clase".
Después de
leer todo esto, Doña Tomasa sintió vergüenza por haber juzgado a Pedrito sin
saber las razones de su actitud. Se sintió peor cuando todos sus alumnos le
entregaron regalos de Navidad envueltos en fino papel, con excepción del regalo
de Pedrito, que estaba envuelto con un cartón de la tienda.
Doña Tomasa
abrió todos lo regalos y cuando abrió el de Pedrito, todos los alumnos se
rieron al ver lo que se encontraba dentro. En el cartón había una botella con
un cuarto de perfume y un brazalete al que le faltaban algunas de las piedras
preciosas. Para suprimir las risas de sus alumnos, ella se puso inmediatamente
aquel brazalete y se puso un poco del perfume en cada muñeca.
Ese día
Pedrito se quedo después de clases y le dijo a la maestra: "Doña Tomasa,
hoy usted huele como mi mamá”. Después que todos se marcharon, Doña Tomasa se quedo
llorando por una hora.
Desde ese día
ella cambió su método. En vez de enseñar solo lectura, escritura y aritmética, escogió enseñar a los niños. Doña
Tomasa empezó a ponerle más atención a Pedrito. Ella notaba que mientras más ánimos
le daba a Pedrito, con más entusiasmo reaccionaba él. Al final del año, Pedrito
se convirtió en él más aplicado de la clase, y a pesar de que Doña Tomasa había
dicho el primer día de clase que todos los alumnos iban a ser tratados por
igual, Pedrito era su preferido.
Pasaron seis años
y Doña Tomasa recibió una nota de Pedrito, la cual decía que se había graduado
de la secundaria y que había terminado en tercer lugar. También le decía que
ella era la mejor maestra que él había tenido.
De ahí pasaron
tres años cuando Doña Tomasa volvió a recibir noticias de Pedrito. Esta vez, él
le escribió que se le había hecho muy difícil pero que muy pronto se graduaría
de la universidad con honores, y le aseguro a Doña Tomasa que todavía ella seguía
siendo la mejor maestra que había tenido en su vida.
Pasaron tres años
más cuando Doña Tomasa vuelve a saber de Pedrito. En esta carta él le explicaba
que había adquirido su título y que había decidido seguir su educación. En esta
carta Pedrito también le recordaba que ella era la mejor maestra que había
tenido en su vida. Esta vez la carta estaba firmada con "Dr. Pedro
Altamira".
Bueno, la
historia no termina ahí. En la primavera, Doña Tomasa volvió a recibir una
carta de Pedrito donde le explicaba que había conocido a una muchacha con la cual
se iba a casar y quería saber si Doña Tomasa podría asistir a la boda y tomar
el lugar reservado usualmente para los padres del novio. También le explicaba
que su papá había fallecido varios años atrás.
Claro que Doña
Tomasa acepto con mucha alegría, ¿y saben que hizo? El día de la boda, ella se
puso aquel brazalete sin brillantes que Pedrito le había regalado y también el
perfume que la mamá de Pedrito usaba. Cuando se encontraron, se abrazaron muy
fuerte y el Dr. Altamira le dijo en el oído muy bajito: “Doña Tomasa, gracias
por haber creído en mí”.
“Gracias por
haberme hecho sentir que yo era importante y que podía salir adelante con éxito”.
Doña Tomasa,
con lágrimas en los ojos, le respondió: "Pedro, estás equivocado. Tú
fuiste el que me enseñó que yo podía hacer algo especial, solo con interesarme
genuinamente. “¡Yo no sabía enseñar hasta que te conocí a ti!".
Anónimo
Este último me hizo emocionarme y a ¿vosotros? ☺☺
Comentarios
Publicar un comentario